LAS TAREAS DE LA PROFESIÓN DE ENSEÑAR (II)
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LAS TAREAS DE LA PROFESIÓN DE ENSEÑAR (II)

Por: Rafael Fiscal Flores*

 

  La entrega anterior se trató el tema de la triple laguna transversal, se puso énfasis en que la primera tarea de un profesor debe ser la adecuada comprensión de la profesión que ejercen, por otro lado, que el profesor sea consciente de su acción educativa y, en función a ello, decida perfeccionarse a manera de retroalimentar su profesión de enseñar, y finalmente que el actuar del profesor atiende a una organización institucional concreta. En esta ocasión se abordarán los temas de la falacia de la separabilidad de los tres momentos del ciclo didáctico y el simplismo secuencial. Separabilidad y secuencialidad que mucho tienen que ver con la trivialización del proceso de enseñanza-aprendizaje.

 

 

 

 

 Cuando se nos pide que elaboremos la planeación del curso que nos fue asignado, es fácil caer en el error de considerar que los tres momentos del ciclo didáctico, son tres momentos operacionales independientes y que siempre siguen la misma secuencia (decidir lo que se va a hacer, impartir el curso y evaluar los resultados). Lo primero que hay que precisar es que los tres momentos del ciclo didáctico, ni son independientes ni se dan siempre en la misma secuencia. Sin embargo, la realidad demuestra una y otra vez que, la planeación no se vincula con la metodología y ambas no tienen relación con la evaluación y ésta no considera a las primeras. Por otro lado el profesor esta convencido de que la función de la planeación termina cuando ésta es entregada y que la metodología finaliza cuando hay que examinar que no evaluar. Ver, entender y operacionalizar así el ciclo didáctico, sólo garantiza resultados desastrosos.

 

 

 

 Con relación a la falacia de la separabilidad de las tres tareas básicas percibidas por los docentes, es importante reflexionar sobre la existencia de un sistema intra-didáctico. Desde la posición de Fernández (1994:66) las relaciones que se dan entre los tres momentos operacionales del ciclo didáctico, están definidas por sus implicaciones funcionales, lógico-técnicas y de reciprocidad (intercambio y correspondencia), sin embargo, sus implicaciones educativas resultan ser aún más importantes.

 

 

 

 Cuando se habla de un sistema intra-didáctico necesariamente habrá que referirse a un estado de sistemicidad (condicionamiento recíproco entre los momentos del ciclo didáctico), que se da entre los tres momentos operacionales básicos del ciclo didáctico. Estos tres momentos (decisiones de planeación del curso, la metodología didáctica y la evaluación), adquieren un sentido educativo cuando se les percibe y se les trata como tres momentos relacionados dialécticamente.

 

 

 

 Situándose en el momento de las decisiones de planeación a las que se enfrenta el docente, a simple vista pareciera ser que no tiene mucha relación con la metodología didáctica y de la forma de evaluar que utilizará el profesor en su curso. Sin embargo, no basta con decidir qué debe aprender el alumno y, por tanto, enseñar. Si no que al mismo tiempo se deberá planear los momentos y las modalidades de la metodología didáctica y de su evaluación correspondiente. Lo anterior se debe a que cuando el profesor esta planeando los contenidos temáticos de la asignatura, dará a algunos de ellos más o menos importancia o los tipificará de alguna forma, de tal manera que no todos los contenidos tendrán el mismo valor de implicación para el logro de determinados objetivos. Lo anterior sugiere, por tanto, tomar también decisiones que tienen que ver con la modalidad metodológica y con las estrategias de enseñanza-aprendizaje, así como de evaluación. En tal sentido no sólo se trata de planear lo que el alumno debe aprender, sino que al mismo tiempo se tomarán decisiones coherentes de la metodología didáctica y de evaluación congruentes con la programación de los contenidos temáticos.