Avión presidencial
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1 de agosto de 2012

Si hablamos de gastos onerosos, innecesarios y superfluos, solamente tenemos que echar una mirada a una de las grandes compras de la todavía administración de Felipe Calderón, la adquisición del que será el próximo avión presidencial, un Boeing 787.


Quien sea el próximo presidente de México viajará en uno de los aviones más modernos, seguros, cómodos y hasta ecológicos del mundo, esto no tendría ningún problema para Jefes de Estado como Qatar, Suecia o Finlandia donde el nivel de vida de sus habitantes se encuentra arriba de la media mundial. Sin embargo, para un país como México que tiene a más de la mitad de sus ciudadanos hundidos en la pobreza, es absurdo y un gasto que podría estar dentro de los más inútiles.


El costo de la aeronave es de 750 millones de dólares, algo así como 9 mil 750 millones de pesos, una cifra difícil de imaginar, para darnos idea de lo que éste gasto representa comparemos con los presupuestos de algunos pregramas federales; el gasto destinado a la compra del Boeing 787 equivale a un 14% del presupuesto asignado al Programa de Desarrollo Humano Oportunidades que es de 63 mil 873 millones de pesos; un 15% del presupuesto destinado para estado de Puebla que para el presente año es de 57 mil 373 millones de pesos; para el Seguro Popular equivale un 34% de 26 mil 589 millones de pesos; mientras que para el programa 70 y más corresponde a un 50% de 18 mil 821 millones de pesos.


Al ver el gasto de dicho avión en comparación con lo que gasta el gobierno federal en sus programas que han promocionado como los más exitosos, vemos la dimensión de lo que representa. Ni que decir, si hacemos un comparativo del número de personas beneficiadas por cada uno de esos programas con el que representan el Estado Mayor Presidencial y la familia del próximo presidente de México.


Hace algunas semanas, comentábamos en este mismo espacio sobre el papel que tomaría el todavía actual gobierno de Calderón en cuanto a la transición con el próximo gobierno y la compra de un nuevo avión presidencial que se entregaría en 2015, es una pista del escenario que quiere el actual presidente, será la negociación y asumir todos los costos políticos para darle una entrada tranquila al próximo presidente.


Lo que podría incluir la negociación, va desde puestos en la administración pública, algunas delegaciones y hasta incluir a personajes de la derecha en puestos no relevantes, lo que no es muy viable por parte de quien ostente la presidencia de la república es que instaure un gobierno de coalición, tendrá que trabajar con un grupo cerrado de colaboradores de confianza para poder tener el mínimo margen de error en la administración pública.


Lo que queda claro es que hacer política y hacer administración pública son cosas completamente diferentes y para muestra quedan los 12 años de gobiernos panistas en el gobierno federal para darnos cuenta que no es lo mismo ser oposición a ser gobierno. Ahora Acción Nacional como oposición podrá reformularse y todo indica que con las últimas acciones será condescendiente con el próximo gobierno federal.


renesanchezjuarez

 

*René Sánchez Juárez es líder obrero en Puebla, México.