PERSPECTIVA DE LAS INSTITUCIONES DE EDUCACIÓN SUPERIOR EN MÉXICO
Por: Raúl García Tlapaya*
En el presente siglo las Instituciones de Educación Superior (IES) enfrentan el surgimiento y consolidación de importantes tendencias sociales, culturales, políticas y económicas, que redefinen su perfil, su organización y sus estructuras. En este sentido considero que son diversos los factores que están provocando esta situación, pero sin lugar a dudas, el proceso de globalización económica, asociado a la mundialización de la cultura y a la vertiginosa revolución científico-tecnológica, es lo que determina la presencia de un modo diferente de producción y la modificación sustancial de las formas de organización y relación humanas.
Dada la complejidad de este entorno, no hay respuestas absolutas que permitan determinar si la transformación, que hoy día experimentamos, es positiva o negativa. Sus efectos presentan claroscuros que al mismo tiempo reflejan tanto una catástrofe para la mayor proporción de la población, como la presencia de impresionantes y alentadoras perspectivas para la humanidad en el mediano plazo.
Independientemente de la posición que se asuma, para México es claro que las tareas que deben realizarse son múltiples y abarcan prácticamente la reestructuración de todas nuestras instituciones; en particular las de educación superior, pues en ellas descansa la enorme responsabilidad de participar proactivamente en la construcción de la sociedad del conocimiento. Nuestro país requiere instituciones que, al mismo tiempo que mantengan su carácter público, sean congruentes con los fines orientados a la formación científico-profesional de alta calidad, a la cobertura universal, al compromiso con el desarrollo de la nación y a insertarse críticamente en la globalización, que después de todo, no nos queda de otra, pues ya estamos inmersos.
En México las IES están cambiando de manera sustantiva en el arranque de este nuevo siglo XXI y en la última década del siglo XX; los factores que motivan tales cambios son múltiples, pero convergen alrededor de tres fuerzas motrices, según mi perspectiva:
- La presión internacional para cumplir los compromisos en el marco de la globalización científico-tecnológica.
- La implantación de políticas de educación superior.
- El saldo negativo en competitividad.
No es preciso señalar que tal desafío no puede descansar en la intuición, en la buena voluntad de quienes gobiernan, o en la presión externa. Se requieren metodologías de planeación prospectiva que coadyuven a traducir el carácter nacional y autónomo de las IES, así como su compromiso y pertinencia social en programas de trabajo que tengan impacto directo en el fortalecimiento de una sociedad más justa y equilibrada.
Si además de los factores antes mencionados, agregamos la falta de líneas de investigación, inversión en ciencia y tecnología en las IES. Considero que son estas las diferencias principales que radican en la comprensión de la base de la sociedad y la función del Estado en la economía, el desarrollo y la conducción de esta misma. En mi punto de vista es urgente que México, invierta en ciencia, tecnología, investigación y desarrollo. La OCDE1 menciona: La habilidad de crear, distribuir y explotar conocimiento es cada vez más central para la generación de ventajas competitivas, creación de riqueza y mejoría de los estándares de vida. Esa habilidad es función de la capacidad de desarrollo tecnológico y científico, la cual a su vez es una función del gasto en ciencia y tecnología, en investigación y desarrollo, en el nivel y los resultados de la investigación básica y medidas aplicadas a través de indicadores como artículos científicos publicados y patentes.
1 OCDE 2001 en http://www.oecd.org/pdf/M00017000/M00017284.pdf
* Raúl García Tlapaya es Director General del Instituto Tecnológico Superior de Libres y candidato a Doctor en Educación Permanente por el Centro Internacional de Prospectiva y Altos Estudios (CIPAE),