
“Los tres trabajos del hombre”
Nin Reznor*
“Hola, te presento a Sergio, Licenciado en Administración de empresas” así comienzan las introducciones entre las personas del siglo XXI, lo cual hace reflexionar en que antes que otra cosa somos nuestras profesiones, pero aún antes nuestro trabajo.
Cada día me saludan a las 7:30 así: “miss, se le hizo súper temprano” ó “¿miss si checó mi correo?”, de vez en vez algún inteligente se atreve a llamarme por ni nombre y con orgullo me pregunta de tú a tú cualquier tontería, lo cual me da una satisfacción interior suprema, pues vuelvo a tener identidad y a no ser “la maestra”.
Sin embargo, en la película “a few good men” (cuestión de honor), Jack Nickolson dice: “pido que el abogado me nombre por mí titulo “coronel”, creo me lo he ganado”, después explota debido al talento del litigante (Tom Cruise), y le espeta: “¿quieres la verdad?, ¡tú no puedes soportar la verdad!”
Pero… ¿Qué tiene que ver con el trabajo? Vivir es el trabajo más complejo y difícil pero para algunos resulta tan fácil como sentarse afuera de una casa y ser “velador”. Realizar acciones, aprender, desarrollarse, son trabajos que cada niño aprende y a lo largo de su vida corrobora que para poder hacer “algo” hay que trabajar, ese algo puede significar sobrevivir. No obstante, hay quienes gustan de trabajar y ven en la vida una especie de realización intrínseca, pero como no sólo podemos pensar sino “hacer”, en el mundo práctico y materialista del siglo XXI parece que somos la profesión o el trabajo que hemos elegido.
La verdad que no podemos soportar es que trabajamos porque tenemos que hacerlo, porque de otro modo sería insoportable. ¿Qué? La vida.
Bataille menciona en “El erotismo” que el trabajo no es una manifestación de aquello que nos es útil, sino del excedente de energía que nuestra especie biológica trae consigo. En otras palabras, trabajamos para no pensar y no ser, para sentir que tenemos algo concreto a lo cual dedicarnos, tal como los otros seres vivos. Si tan sólo nos dedicáramos a conseguir las satisfacciones básicas nos quedaría demasiado tiempo “excedente” y por ello tendríamos que dedicarnos a uno de los tres estadios para combatir la nada del “ser hombre”:
a) La religión, lo espiritual.
b) El trabajo, producción de objetos que significan la energía excedente de los seres que la engendran.
c) El erotismo, el arte, la literatura.
Hoy en día la religión y la industria pornográfica convierten aspectos de la espiritualidad y el sexo en productos de trabajo. Los canales que vemos en televisión nos dejan en claro que el trabajo traducido en industria o negociación utilitaria, están muy avanzados en cuanto a la venta de ayuda espiritual y recreación sexual. No hay que olvidar que debemos disfrutar lo que somos, es decir, el cómo trabajamos nuestra energía.
¿Usted, puede soportar su verdad?
* Nin Reznor ( Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. ) es licenciada en Filosofía, docente universitaria y sibarita.
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