EL ESTILO EN EL DISEÑO
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La cuestión del estilo parece ser un tema claro y sencillo desde el diseño, pero en realidad es polémico por la influencia del mercado en el desarrollo de la disciplina. El estilo en que se mueve un objeto de diseño resuelve lo morfológico, lo pragmático, lo simbólico o sus relaciones, dando pauta a que, quien diseña, vea en la aplicación del término una influencia o una proposición para su trabajo o proyecto.

EL ESTILO EN EL DISEÑO.

 

 Por: Agustín René Solano Andrade[1]

 

 

 La cuestión del estilo parece ser un tema claro y sencillo desde el diseño, pero en realidad es polémico por la influencia del mercado en el desarrollo de la disciplina. El estilo en que se mueve un objeto de diseño resuelve lo morfológico, lo pragmático, lo simbólico o sus relaciones, dando pauta a que, quien diseña, vea en la aplicación del término una influencia o una proposición para su trabajo o proyecto.

 

 

 

 

El estilo, en diseño, toma dos aspectos para definirlo y llevarlo a cabo en los productos industrializados que genera e intentan resolver una necesidad a través de una significación con el objeto por medio de una experiencia estética. La primera es tomada de categorías de la historia del arte y la segunda es la impronta personal del diseñador.

 

 

 

El primer punto tiene que ver con periodos específicos manejados por la historia del arte de acuerdo a las características formales más que al periodo de producción del objeto, pues el diseño industrial es una disciplina joven que, como producto de un periodo moderno, toma de la historia formas y maneras de hacer los objetos. Esto es, el diseño industrial es relativamente reciente, y aunque los objetos que ahora produce han sido hechos desde que el hombre utiliza y hace herramientas y utensilios, estos últimos no tienen las características de los objetos de diseño como intención significativa, experiencia estética, metodología y producción masiva, básicamente. Se ha querido ver en objetos antiguos una historia del diseño cuando estos carecen de la señal moderna del nacimiento real el diseño. Si puede, acaso, ser una manera de ver el desarrollo de la manufactura humana, no se puede categorizar tampoco como historia del diseño por que, aunque es un tema polémico, existe un periodo claro donde aparece la necesidad de productos hechos de manera masiva e industrial para una sociedad específica, donde los seres humanos desempeñan nuevos roles sociales por la aparición de las fábricas y la aglomeración de individuos alrededor de ellas por la transformación del concepto trabajo en una nueva dinámica. Los objetos entonces adquieren nuevas valoraciones sobre lo estético y, entonces, la forma de dichos objetos es tan importante como su uso o función. Así el diseño aplica formas de periodos anteriores para dar significados intencionales a los productos y que éstos se identifiquen con los consumidores a través lo estético sin sacrificar la manera de emplearse y es una forma de que el objeto adquiera un estilo.

 

 

 

La otra manera de que el objeto tenga un estilo depende de quien ha hecho este producto y las características que le imponga y que, regularmente, aparezcan en otros diseños del mismo individuo. Esto es, hay despachos o diseñadores que tienen maneras peculiares de abordar los problemas que plantean los productos en sus necesidades, así podemos ver formas orgánicas en los diseños de mobiliario de Eero Arnio, formas plásticas en los productos de cristal de Timo Sarpaneva, o soluciones formales poco convencionales en Phillipe Starck. Soluciones que impactan estéticamente y que el cliente de un nuevo producto las sostiene como necesidad para el mismo, contratando al diseñador para que le imponga su estilo, o intentando que el producto se asemeje a éste con el fin de introducirlo al mercado y devaluando el valor de uso sobre el económico por la apariencia. Este factor plantea el problema de la moda y de la estatización del producto como tal en un mercado donde la publicidad dirige muchas decisiones de los posibles usuarios, pues, en realidad, las cuestiones de estilo como solución debieran “salir” de las necesidades del usuario o consumidor, más que del productor o diseñador. Esa relación productor-diseñador-usuario ha funcionado, en este sentido del estilo, con las decisiones de los dos primeros participantes, sugiriendo que el tercero adoptará amablemente dichas soluciones. Los diseñadores que por cuestiones publicitarias y de moda, sin menospreciar su trabajo de diseño, imponen estilos, suscitan una manera de hacer las cosas más que solucionar contextualmente el producto.

 

 

 

El estilo de lo formal, lo simbólico o lo funcional, no debiera ser una preocupación del diseñador al abordar una necesidad, pues ello aparecerá definido por la necesidad misma cuando esta parte de un usuario real a quien deba considerarse. El estilo, entonces, debe ser una cuestión de contextualización que defina al producto en base a una necesidad, no importando quien de solución a dicho problema, pues las cuestiones personales importan menos que las sociales, aunque las primeras no dejen de observarse en los productos. Esto es, cada diseñador resolverá de manera efectiva un problema, pero también con las variantes que implica la individualidad del profesionista, pero esto no interesa demasiado cuando el producto cumple con la satisfacción de quien lo consume y quien lo produce, así el estilo deja de ser un tema importante para definir el valor económico del objeto de diseño por la firma e impera una preocupación por una solución social que es a lo que se debe el diseño ¿o no? Y esta pregunta sale a relucir por otro punto donde el diseño se toma como estilo de vida, como forma de vida, donde se concede ésta a cierto grupo socioeconómico que tiene las posibilidades para adoptarle, pues el diseño es cuestión de precios altos donde muchos quedan excluidos.

 

 

 

Insisto entonces, si bien hay que seguir con la preocupación de definir qué es el diseño, vale la pena hacerlo a través de su función o valor social.

 

 


 

 

[1] Agustín René Solano Andrade ( Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. ) es Maestro en Comunicación y Diseño (UIA) y Maestro en Estética y Arte (BUAP). Combina su quehacer académico con las letras y las imágenes. Sabersinfin.com agradece a Agustín René la autorización para publicar el presente trabajo. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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