19 de septiembre de 2021
A todo nado me gusta el mar
El mar es imponente
lo veo llegar sonriente
cambiando de color
según la mirada de la gente
El mar
es fuente de vida universal
y llega a todas partes
con alegría natural
En los sonidos de las olas
el mar intenta igualar
las melodías de Mikis Theodorakis
las de John Lennon y hasta
las de los Beatles en pleno
El mar no tiene igual
y aunque tenga lágrimas
no tiene precio
Entre letargos y desengaños
el mar pasa el tiempo cantando
pasando de la furia a la calma
de la calma a la furia bailando
Me arrojo
a las olas recurrentes del mar
recorro en su lomo de caballo negro
países, avenidas y continentes
por el mundo entero
Me inclino a las aguas de un mar
Caribe o Atlántico
Ártico o Pacífico
mar Muerto o mar Negro
mar Egeo o mar de Azov
con pantalón corto
como lo uso yo
o con traje bien ajustado
en el mar navegando voy
a todo lado
Convertido en marinero
colocado frente al tonto destino
y montando en un barquito con los dedos
a todo nado
recorro planetas y caminos
Me gusta el mar
cuando estoy enamorado
cuando estoy triste
y cuando estoy cansado
Estoy emocionado
me siento sobre una piedra
a contemplar las olas
y respiro hondo
ante los paisajes del pasado
Gusto de revivir con el mar las fantasías
las aventuras que hube soñado
y las que nunca fueron mías
Atlántida
A la apacible Atlántida
guiado por la brillante luz
de una espléndida luna de verano
vengo
llegando
Con el letrero de la ciudad delante
me detengo en la esquina de una plaza
canto una canción debajo de los pinos
me hacen coro los escarabajos
me voy yendo por lo bajo
sin saber a dónde
los pasos de mis pies cansados
me llevan a la playa de un lento mar
en un plácido lugar
donde las tormentas ya no existen
y me pongo a silbar
Es la hora de la espuma
los hados de mi vida
van apareciendo de a poco
en poco
Con la mayor tranquilidad
miro el firmamento
rodeadas de fuegos artificiales
y elementos
vienen bajando
las adivinas custodias del lugar
recorriendo cada punto
de ese templado mar
Con pasos de animal ciclópeo
recorro esta calle
esta y la otra calle del silencio
terminando mi recorrido
zambullido en el mar
Admirado por el entusiasmo
que me transmiten
las adivinas custodias
le pregunto al pensamiento
y al silencio:
¿aquí es Atlántida?
Camino sobre dunas
me acuesto en una de ellas
conversando con las estrellas
y sagaz me voy por otra calle
de esas que también se detienen en el mar
volviendo a preguntar:
¿aquí es Atlántida?
porque todas las calles
me llevan al mismo lugar
Desandando los pasos
me vuelvo un equilibrista
rodeado de estrellas
en una de las playas más bellas
Las adivinas custodias
amanecen cuidándole el lomo a las corvinas
Tengo una fortuna:
las calles que recorro
terminan en el mar
siendo todas similar
al paraíso de la tranquilidad terrenal
Estoy en una Atlántida de graciosas dunas
platicando con las estrellas
y a veces con la luna.
Un día de sol en Montevideo
Sorprendente
en Montevideo
hoy salió el sol
y fue un terrible día de calor
El puerto se llenó de genes
y se veían los bajeles arrojando peces
Hubo un millón de gaviotas practicando
Seguidas de palomas preguntando
preguntando
Hoy en el teatro
se presentaron los parodistas
esos que prefieren entregar la vida
antes que soltar el rabo de la escena
esos que se ponen a temblar
cuando llega la tarde crepuscular
a la ribera del Río de La Plata
La Rambla de Montevideo
se llenó de cangrejos
de corvinas y langostas
y de amores viejos.
x
Rafael Pineda (República Dominicana, 1950)
Diplomático dominicano, poeta y periodista.
Nació en el paraje El Corozo y desde la niñez vivió y creció en San Juan de la Maguana.
Es ministro consejero acreditado en la Embajada de la República Dominicana en Uruguay, mismas funciones que desempeñó en la República China Taiwán. Tomó cursos sobre el arte de estructurar un relato novelado impartido en Uruguay por la profesora Ana Magnabosco. Ha participado en los encuentros de Poetas y Narradores de las dos Orillas, de Punta del Este.
Formó parte del equipo que diseñó la política cultural del presidente Leonel Fernández y del colectivo que le dio creación al Ministerio de Cultura de la República Dominicana, institución en la que se desempeñó como director general del Sistema Nacional de Casas de Cultura.
Fue director para la Región Sur del Consejo Presidencial de Cultura y profesor de la Escuela de Bellas Artes de San Juan.
Fundador de la Casa de la Cultura, del Proyecto Cultural Sur San Juan y miembro de la unidad creadora del Centro Universitario Regional Oeste (UASD-SAN JUAN).
A los 22 años viajó a Chile para conocer al poeta Pablo Neruda, y fue hecho prisionero y torturado por las fuerzas del dictador Augusto Pinochet.
Publicaciones
Corazones golpeados
Historia del amor como forma de salvar la vida
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No siempre el café está caliente
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El general cabral y la guerra patria
Santomé, 1855, causas y consecuencias
En abril soplan los vientos
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Canción triste por los niños de Moca
Crónicas culturales de un diplomático dominicano en el Oriente.