Con la soga al cuello...
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28 de agosto de 2014

A partir del terremoto de México en septiembre de 1985, el gobierno central decidió poner en marcha programas de Protección Civil para enfrentar los numerosos casos de desastre que cada año se presentan en el país.

Cada año, al menos tres a cinco huracanes de unos 18 en promedio, afectan seriamente las vertientes del Golfo de México o el Pacífico Oriental con lluvias torrenciales e inundaciones, efectos directos por el fenómeno El Niño o La Niña, ondas tropicales, frentes fríos, frecuentes sismos de intensidad Mercalli importante, incendios forestales, eventos de sequía, deslizamientos de tierra, hundimientos como el de Cuatro Señores al sur del estado, derrumbes que se producen en las zonas montañosas de un país, con más de la mitad de su extensión geológicamente joven; a todos estos fenómenos hay que agregar vulcanismo activo en al menos doce volcanes a lo largo del Eje Neovolcánico Mexicano que cruza desde las costas de Colima a las de Veracruz.

En Puebla, tenemos cuatro volcanes con diferentes manifestaciones de actividad: Popocatépetl, Citlaltépetl, Derrumbadas, Los Humeros cerca de Teziutlán y numerosos conos cinériticos muy pequeños pero indicadores de importante actividad volcánica en tiempos geológicamente recientes. Baste mencionar el cerro de san Juan, Amalucan, Loma Bella, Loreto, Toluquillo y Coatépetl ambos cerca de Valsequillo.

Conviene recordar la erupción del Chichonal durante 1982 cuyas consecuencias no fueron evaluadas en su totalidad. Por si fuera poco, México es una de las regiones de la Tierra que reúne las condiciones para ser afectado por el proceso de calentamiento global. Hay modelos que indican un marcado descenso del régimen pluvial en los próximos 30 a 50 años.

Históricamente, la población ha debido enfrentar con más o menos éxito estos fenómenos, pero es importante señalar que la actual población mexicana pasa por profundos cambios en el tejido social. Creciente migración, indiferencia a las instituciones, falta de credibilidad en la figura de quienes deben ejercer la ley, medios de comunicación nebulosos, cambios culturales e incluso falta de referencia a los valores sociales y familiares.

Las poblaciones humanas se adaptan a las condiciones del medio, modifican a éste y se crean mecanismos de sobrevivencia. Sin embargo, las sociedades actuales, especialmente las que vivimos en México, somos más interdependientes, necesitamos crecientes recursos alimenticios, energéticos, de comunicación, seguridad, información y muchos más recursos que son extraídos del medio ambiente sin ninguna condición de renovación y eventual reintegración. Paulatinamente el agua será un recurso escaso, favorecida la escasez por la perdida de bosques. Cada año se pierden miles de hectáreas boscosas y selva por la falta de planeación, orden, organización e información sobre las consecuencias de alterar el bosque, que además es fundamental para cerrar el ciclo del agua.

En efecto, los desastres son fenómenos sociales, causados por fenómenos naturales. Sin embargo, la organización social favorece los efectos de los grandes fenómenos naturales y algunos son consecuencia directa de la tolerancia, indiferencia, corrupción, falta de estrategia y planeación gubernamental.

Puebla es uno de las regiones de México con mayor probabilidad de escenarios de desastre. Orografía complejísima al norte y oriente, climas secos a semidesérticos al sur y centro, regiones frías al pie de los volcanes, de hecho todos los climas y microclimas posibles se encuentran en el estado pero no hay estrategia visible para enfrentar los paulatinos cambios climáticos que ya están aquí.

Con el cambio de gobierno, llegaron al frente de los organismos de Protección Civil, improvisados que al grito de "quítate tú para poner a mis cuates" creen que descubren el estado y sus

problemas. Hay simplemente nada, siquiera la mínima experiencia para planear la atención de un posible desastre. No basta con limpiar los moquitos a los niños y darles un catre y una despensa a la gente en emergencia. La gente lo agradece, cierto, pero esto no resuelve nada. La situación sigue y seguirá. La mercadotecnia política hará el resto. Allá abandonadas quedan las herramientas metodológicas para una integración de la comunidad con el uso de tecnologías preventivas. Seguiremos sin escuchar a los protagonistas, verdaderos actores del drama de sobrevivir un fenómeno grande. La Protección Civil es para la gente, no es pago político, no es un escaparate de tienda de modas. La gente no es el problema son los polítiquillos ignorantes. Después, claro, más de uno anunciará su candidatura para diputado o equivalente...así hasta que el destino nos alcance.

alejandro rivera perezAlejandro Rivera Domínguez (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.) es director de la Estación de Satélites Kosmos Puebla.

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