BUSCANDO LA COMPETENCIA DIDÁCTICA
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Por: Melba Julia Rivera Rápalo* 

La preocupación por la enseñanza involucra tanto a los especialistas como a las instituciones y a los gobiernos, sin descontar a los intereses individuales de los protagonistas del fenómeno educativo, a saber: aprendices y maestros. Esta preocupación ha girado en torno de los modelos y estrategias de enseñanza para el logro de resultados que puedan hacer posible el desarrollo personal y el de una sociedad, ahora sumida en tensiones, crisis.  El debate relativo a la didáctica general y a las didácticas especiales, se ubica en el centro de estas preocupaciones.

Actualmente, algunas decisiones tomadas en tal sentido han estado centradas en el cambio de los elencos ministeriales; otras, en convocar a especialistas tanto de educación como de las distintas disciplinas para elaborar nuevos currículos. Ciertas propuestas adicionales se han abocado a pensar en implementar nuevos recursos didácticos tales como: métodos, técnicas, procedimientos y medios.

En las preocupaciones y acciones en relación al proceso enseñanza-aprendizaje ha predominado un cierto pragmatismo y se ha tratado de abordar  este proceso a través de un conjunto de recetas asociadas al término de “metodología” más orientado a un quehacer instrumental, al uso de recursos áulicos que suelen aparecer en el escenario como entes con vida propia, más allá de los discursos teóricos que les dan origen y los fundamentan.

Segal y Laes (1995), proponen que una reflexión acerca de la didáctica está inevitablemente ligada al estudio del objeto de conocimiento, al sujeto que aprende y al conjunto de variables que sesgan la práctica institucional entre las que se cuentan: la realidad de la escuela como institución, la dinámica de los grupos, la realidad social de los alumnos y del maestro, las decisiones políticas plasmadas en el currículo, las decisiones administrativas que adoptan las autoridades políticas, los mecanismos de transmisión del discurso político.

Con mucha frecuencia, la reflexión acerca de lo didáctico ha estado expresada en recursos áulicos útiles, funcionales y prácticos, de tal manera que el maestro pueda conducir la enseñanza con éxito. No obstante, la producción de recursos es sólo una parte de la tarea didáctica. El gran desafío consiste en que dichos productos aparezcan como relevantes desde la disciplina que se enseña, que se ajusten a la capacidad cognitiva del alumno que aprende, y que sean plausibles de ser aplicados en el contexto escolar dentro de determinados encuadres. Esta es la diferencia entre construir una didáctica y aplicar los recetarios de propuestas.

De acuerdo con lo que señalan los expertos, muchos de los intentos en la revisión y enseñanza de la teoría acerca de la didáctica, y en la formulación y práctica de propuestas didácticas, han revelado debilidades y vicios que dificultan el abordaje total del problema didáctico. Estas debilidades y vicios han aparecido cuando se ha dado mayor relevancia a uno de los elementos que se han  señalado como básicos y constitutivos de lo didáctico.

Relevancia del objeto de estudio

Con relación a orientar la didáctica atendiendo más a la disciplina que se enseña, se ha observado lo siguiente: por ejemplo, en la enseñanza de las Ciencias Sociales y de las Humanidades, el énfasis en el plano disciplinar ha sido preponderante. Por otro lado, el maestro ha presentado a los alumnos materiales ordenados con la lógica de la disciplina., sin recordar que la selección de los contenidos de una disciplina se deben realizar atendiendo a otros factores más que inciden en  el proceso de enseñanza-aprendizaje. Los profesores llevan los textos  historiográficos, filosóficos, o de una ciencia natural o formal "en bruto" sin modificar nada, sin adaptarlos ni lingüística, ni conceptualmente, es decir,  sin  considerar la capacidad cognoscitiva del alumno. 

Otro problema que se encuentra con frecuencia es la confusión en cuanto a las habilidades o competencias a lograr. Por ejemplo, al enseñar redacción en español, se termina enseñando gramática tradicional o lingüística estructural y se olvida que el objetivo es enseñar a redactar, que el alumno logre una competencia  comunicativa escrita. Al enfatizar la enseñanza de la lengua como descripción del sistema lingüístico y descuidar el estudio y la integración de los aspectos comunicativos en la producción textual, la enseñanza termina siendo mecánica, fragmentada, abstracta y sin sentido. 

También se ha observado como una gran limitante para la búsqueda de posibilidades didácticas, el enfoque o los enfoques tradicionales de la disciplina que se enseña. Mientras por un lado, los docentes pueden estar actualizados en algunas tendencias psicopedagógicas que orientan sobre los estilos y procesos de aprendizaje o sobre las posibilidades didácticas de las nuevas tecnologías electrónicas, en la práctica, los maestros pueden estar  muy alejados del conocimiento de la estructura conceptual y metodológica de la disciplina que enseña,  o encajonados en viejas conceptos y teorías de la disciplina que enseña.

Relevancia del sujeto que aprende

Actualmente, se puede observar una tendencia a orientar la didáctica concediendo mayor importancia al sujeto que aprende. El discurso didáctico aparece entonces altamente psicologizado  y centrado en la motivación y el interés del alumno. Esto ha generado un marcado abandono del plano disciplinar o de los contenidos informativos.  Asimismo, el tema de la capacitación de los docentes en el plano de los abordajes psicológicos se visualiza como una tarea esencial en la participación del docente en el proceso de construcción de una didáctica.