ALBUR DE AMOR…
Por: Luis Fernando Paredes Porras*
En esta avanzada primavera del 2008 deseo ir a un concierto de Virulo, no es un propósito sino una expectativa. Y me daré como regalo por soportar el calor, otro disco de su obra musical, lo cual no es un gasto sino una inversión. El goce que me produce imaginarme su show mágico musical (a la vieja usanza del mago “Beto el Boticario”) al momento de escuchar sus canciones me alegra el día, eso, de seguro impacta en mi salud. Le comento esto porque deseo que le suceda a usted lo mismo, - sea con Virulo, o con Paquita la del Barrio, los Temerarios, Los Huracanes del Norte, Vivaldi, o la rola excelsa de Amandita “tengo un novio metrosexual”-, y las pueda cantar con gozo mientras se da baños de asiento, de a jicarazos, baños de esponja o cualquier hábito que tenga en torno su higiene.
Virulo es un cantautor cubano que, para mi forma de ver las cosas, es un claro ejemplo de creatividad. De una de sus canciones, “el antibolero” he tomado la segunda estrofa para hacer un ejercicio de relación y lluvia de ideas que espero no le desagraden y sirva de estímulo para que sus recuerdos e ideas fluyan. Dice la segunda estrofa de tan particular rola:
Mis amigos no me engañan
y mi linda mujercita
no ha tratado con traiciones
de apagar mi juventud...
Mis amigos no me engañan...
Francesco Alberoni, en su libro “La amistad” nos habla de la diferencia entre una relación erótica y una relación de amigos, algo así como lo hiciera Fromm en su libro “el arte de amar”. Alberoni hace énfasis en la diferencia de la intención al momento de comunicarse ya sea con la pareja o con un amigo. El conocimiento del pasado en una relación amorosa es casi obligado, queremos entender lo que la persona amada hizo sin nuestra presencia, el cómo pudo sobrevivir sin nosotros, nos interesa el futuro, lo que haremos juntos. Con el amigo podemos dejar para un segundo momento lo que pasó en nuestras ausencias, lo que buscamos es saber cómo está en el preciso momento del reencuentro. En ese sentido, ojalá y podamos disfrutar de los reencuentros con los amigos y que los conflictos propios de toda relación no nos quiten ese placer que los dioses han dado a los hombres: la amistad.
y mi linda mujercita
La mujer que nos gusta, nos gusta porque nos gusta, así de simple, así de intenso. Recuerdo la canción de Serrat que dice que su padre opina que tiene demasiados huesos la mujer que el hijo quiere. A Botero le gustan rechonchas y como la belleza es un reino muy corto, es mejor que la lindura rebase los flagelos efímeros de la belleza juvenil ya que en cuestión de gustos se rompen géneros.
Mujercitas...ese es un libro que no he leído. Pero sí conozco a las tres mujeres con las que comparto mis recuerdos de niñez. Ya una lloraba, la otra me pegaba mientras la tercera se acusaba y yo emprendía la graciosa huída…por cierto, mi hermana Martha se va a vivir a Cancún y pues ya iré a deleitarme la pupila…..son bellas las playas del Caribe……”por la blanca arena que lame el mar”…..¡uuuf que rola!.
no ha tratado con traiciones...
La traición es una palabra de color rojo. Le hace sombra la tragedia y le sigue muy de cerca el dolor.
Los apostatas inspiraron a Joaquín Sabina a escribir su rola “el muro de Berlín”.
Y de apostata no bajaron a Martín Lutero aunque no ardió en leña verde como cientos de mujeres acusadas de brujas, nada más por quítame estas pajas.
Contrabando y traición son palabras que, según los Tigres del Norte, a Camila, la Tejana no le gustaban mezclar. No por nada sonaron cuatro balazos cuando Camelia a Emilio mataba, para recordatorio de que contrabando y traición son cosas incompartidas.
Le pregunté a mi sobrino Vladimir, (que también se va a Cancún) cuando tenía 8 años, si alguien lo haíba traicionado:
- mmm Sí, mi amigo Juan Pérez.
- Y ¿cómo fue?
- Estábamos jugando una vez a las luchas, y entonces le dolió mucho y me traicionó.
- ¿Puedo saber si alguien me ha traicionado?
- Es muy difícil saberlo.
- ¿Y qué emociones te causa la traición?
- Tristeza, enojo.
- ¿Por qué la gente traiciona?
- No lo sé.
- ¿Conoces a algún traidor?
- Sí, Juan Pérez.
- ¡Vaya! Estás muy enojado con él.
- Sí, desde que me traicionó.
- ¿Hay algún remedio para la traición?
- No lo sé.