TRADICIONES QUE COMPROMETEN
Por: Elizabeth Solano Méndez*
Noviembre 2007
¡Hola amigos cibernautas! ¿Qué tal los fríos? en mi época decíamos que estos vientos y fríos anunciaban la temporada de los días de muertos; efectivamente, en este fin de octubre y principios de noviembre se siente el cambio de estación correspondiente al dorado otoño, donde las hojas de los árboles se tornan, sobre todo en la parte mas septentrional del hemisferio norte, totalmente doradas o rojizas, según la especie de árboles que sean, con el soplar del viento caen haciendo un extraordinario colchón de hojas secas en parques y jardines. Bajando más hacia al centro del ecuador, como es el caso de México, por la altitud, la latitud, el clima cambia y la vegetación también, por lo mismo no se aprecian tanto estos tonos maravillosos que se imprimen en los árboles de nuestra madre naturaleza, sin embargo los vientos o frentes fríos provenientes del Atlántico o del Pacífico hacen que nos prevengamos para recibir la época que en México se conoce como DÍA DE MUERTOS.
El DÍA DE MUERTOS, dependiendo de la región de México, se celebra de diferentes maneras, pero todas coinciden en tener un gran respeto a la muerte, no obstante de que en México somos tan especiales, la afirmación que sostiene de que hasta nos reímos de ella es totalmente falsa, ya que desde nuestros antepasados prehispánicos y hasta nuestros días, esta temporada de muertos es para recordar con gran respeto a todos aquello que se nos han adelantado, pero que han dejado una huella imborrable.
Es por eso que quiero platicarles un poco de cómo celebran esta tradición de manera general porque varía según la región.
En primer lugar es una celebración que está totalmente fuera de lo que en la mayoría de los países de habla inglesa es el HALLOWEEN, nada tiene que ver, aunque por la influencia que tenemos de nuestros vecinos del norte, con las nuevas generaciones en las grandes ciudades, se mezclan algunos símbolos de estas festividades que sólo coinciden en la fecha del 31 de octubre.
En México la celebración de DÍA DE MUERTOS tiene una mezcla hermosísima de tradiciones prehispánicas con costumbres de la colonia, es así como se inician los festejos: el día 28 de octubre para recordar a los que murieron en accidentes, el 29 de octubre se conmemoran a los que murieron ahogados, el 30 de octubre se recordaba a los niños que murieron sin ser bautizados, o sea a los del LIMBO, pero se queda esto de tradición, ya que como todos nos enteramos el LIMBO según fue noticia del año pasado la IGLESIA CATÓLICA ya lo dio como inexistente; el 31 de octubre se recuerda a los recién nacidos, las grandes celebraciones, donde está más presente la influencia cristiana, es el día 1 que se celebra a Todos los Santos y el día 2 se festeja a los Fieles Difuntos.
La celebración de esta época en las poblaciones significan muchas veces un gran gasto económico, sobre todo cuando el difunto que celebran y recuerdan tiene un año de fallecido, le dicen a este momento que está cumpliendo su CABO DE AÑO; con este motivo echan la casa por la ventana, expresión que quiere decir que gasta en demasía, en lo que les voy a platicar a continuación, que son las ofrendas dedicadas a los difuntos.
Pero antes, quiero decirles que en realidad nuestro respeto a esta tradición es tal que no falta en las carreteras de nuestra república, en las calles de las ciudades, desde el 28 de octubre, el arreglo en la Cruz con flores amarillas, las cuales se llaman de cempasúchil. El 1 y 2 se organizan verdaderas romerías en los cementerios o panteones de todas las poblaciones chicas o grandes capitales, las tumbas son visitadas; cuando menos ese día las lavan, las pintan, les colocan flores y veladoras. Hoy fui al panteón y me di cuenta que ya también allí la influencia de la globalización ha llegado, porque a la entrada estaba un joven disfrazado de cadáver, con sangre y peluca, simulando que lo habían ahorcado y pidiendo la respectiva cuota por su actuación, esto no se permitía antes en un panteón que por algo también en México se le llama Campo Santo.
¿Qué son las ofrendas?
Pero ¿Qué son las ofrendas?, pues son nada menos que altares dedicados a los difuntos, y que según el lugar y la economía de la familia, hace que esta ofrenda sea a veces todo un derroche de ofrecimientos para el difunto, o simplemente un altar con una Cruz de flores amarillas, un vaso con agua y una veladora para recibir al difunto; sí, para recibir, porque en México tenemos la tradición que los días 1 y 2 de noviembre los muertos se hacen presentes para saborear lo que sus familiares o amigos les están ofreciendo en ese altar.
Descripción de una ofrenda.
Las ofrendas varían como ya les he dicho según la región, pero generalmente se hacen escalonadas para representar la tierra y el cielo donde nuestros difuntos descansan. Por lo regular estas escalinatas se cubren de papel de china de color morado, amarillo, blanco, que antes de manera artesanal era picado ofreciendo dibujos de flores, aves y ciertamente calaveras, hoy lo siguen vendiendo junto al plástico con los mismos colores, y que ya se pica con nueva tecnología y dice: hecho en China. En el centro de la ofrenda se coloca de preferencia el retrato o los retratos de los difuntos para que reconozcan su ofrenda, según la economía familiar, se cubren estas escalinatas con hojaldras (pan de esta temporada con un toque de sabor de anís, decoradas con lágrimas o huesos del mismo pan, salpicadas de ajonjolí), calaveras de azúcar con ojos de colores brillosos, cazuelas con mole, pipían, tamales (tortitas hechas con la masa del maíz y que se rellenan con rajas y queso, mole, salsa roja, salsa verde y carne de pollo o puerco, habiendo otros rellenos de dulce ya sea con crema o con gragea), dulces, platones con dulce de calabaza, de camote con piña, de tejocotes en almíbar, tortillas y la bebida preferida del difunto, que puede ser desde un atole hasta una botella de licor, no faltando los cigarros, la guitarra o el instrumento que tocaba o le gustaba; el sombrero, el rebozo, la muñeca, los anteojos, el crucifijo hasta lo alto y si es creyente el Santo o imagen de su devoción, etc., eso sí, todas las ofrendas deben llevar las flores de cempasúchil o flores moradas aterciopeladas, que son propias también de esta temporada, las ceras o veladoras, el agua, la sal, y el incienso que se prende para recibir a los difuntos, así como deshojar flores de cempasúchil y hacer un caminito desde el altar hasta la puerta de entrada, para que el difunto no se pierda y pueda llegar a escuchar los rezos de sus familiares y amigos, en algunas poblaciones se tiene una hora exacta para recibir primero a los difuntos tocando las campanas de los templos del lugar, generalmente la hora es a las 14 hrs. y después a las visitas.
Existe la creencia de que el día 3 de noviembre que se levanta (quita) la ofrenda, ésta ya no tiene el mismo sabor porque los difuntos degustaron de ella y por lo mismo ya no sabe igual.
Pero los mexicanos no conformes en recibir a nuestros difuntos el día 1 o el día 2 ó los dos días, reciben a todo el que llega a saludarlos y a observar su ofrenda dándole de desayunar, comer o cenar, así vemos en las poblaciones de cualquier estado de nuestro México un peregrinar, filas y filas en los diferentes hogares donde familias enteras sin conocerse, son atendidos por los familias de los difuntos y solamente algunos acostumbran llevar una o varias veladoras que entregan al llegar a ese hogar. Es por eso que hay familias que se endeudan para cumplir con esta tradición, que aunque el compromiso es cuando cumplen un año, por eso El Cabo de año, hay muchos que venden su escaso ganado, terreno o piden prestado, para no quedar mal con su difunto y otros se van de braceros para cumplir con el compromiso y poder mandar el dinero. El año pasado en una población llamada Huaquechula, que pertenece a Puebla, donde los altares son de hasta más de 2 metros de altura y cubiertos con tela blanca plisada con velos, espejos y todo lo imaginable, comentaban que la ofrenda y el recibimiento de la gente que los visita en esos dos días tenía un presupuesto de 50 a 60 mil pesos ¡imagínense si no son tradiciones que matan porque en realidad la promesa hecha a su moribundo de hacerle su Cabo de año lo deja también casi sin aliento, pero es una promesa que se cumple.
En las grandes ciudades estas tradiciones se van perdiendo y solamente se coloca un pequeño altar, se visitan los cementerios recordando a nuestros difuntos; entonces vale recordar lo del insigne poeta: cayó como una rosa en mar revuelto y desde entonces no he vuelto a su sepulcro a llevar lágrimas ni flores, y es que el ingrato corazón olvida cuando está en los deleites de la vida que los sepulcros necesitan flores
SABER PARA CONOCER. CONOCER PARA ENAMORARSE .
[1] Elizabeth Solano Méndez (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.) es profesora normalista, ha desempeñado diversos cargos en el servicio público y en el magisterio poblano.