16 de marzo 2022
Ser ermitaño urbano toma tiempo,
hay que erradicar las comodidades,
inscribirse al club de los solitarios,
dejar atrás los estereotipos sociales.
No hay ningún tipo de reconocimiento
más allá de leer y meditar en silencio,
sonreír a los indigentes que le saludan,
acariciar la frente de los perros callejeros.
Es practicar el minimalismo que nadie desea,
rechazar las conversaciones insulsas, banales,
saborear los ingredientes de sus recompensas,
con el único y natural propósito de vivir la vida.
Los días sin tiempo son su unico premio,
eclipsa la rutina del reloj que encadena,
donde su alegre soledad le cobija del desánimo,
y el amor propio supera la falta de compañía.
"Todos los derechos reservados"
Dany Dharma
Instructor de meditación, coach de vida y escritor