20 de abril de 2021
Con ojos de infancia
Cuando solo pienses en lo hermoso de la vida por encima de lo banal, estarás experimentando lo bello del cantar de un juglar.
Cuando dejes de sufrir por los amargos pesares de lo singular, estarás retomando el rumbo de lo que un colectivo logra en lo plural.
Cuando viertas tu energía más allá de lo obligadamente laboral, estarás apostando a tu juventud eterna y excepcional.
Cuando aprecies nuevamente las estrellas detrás de un vendaval, habrás logrado superar tempestades para volver a encumbrar.
Cuando reaprendas a paladear el dulce sentir de la vida como un colmenar, recuperarás el halago de saborear la vida como si todo fuera caviar.
Cuando recuperes el aliento después de todo tu agotar, entenderás que respirar implica más que vivir, también es soñar.
Cuando creas que la edad te agobia y te ha dejado sin cabalgar, piensa que la fuerza bruta no se compara al poder de la potencia mental.
Cuando dejes de ver las cosas con interés puramente material, estarás evocando el sublime sentir de un niño quien todo usa para jugar.
Lucía C. Bustos Aguilera
15 de junio 2020
En el confinamiento...
El recogimiento permite encontrar en el ser de las personas, sus más ocultos anhelos.
La reflexión alcanza el umbral del dolor y el recuerdo, la añoranza y los recelos.
El diálogo interior es tan abierto, que descubre placeres escondidos en los libelos.
Cada día es distinto entre lo cotidiano, la más mínima cosa se convierte en un estelo.
La diferencia entre día y noche se hace más patente, en el tintineante o nublado cielo.
El juego cobra forma y a cada instante en que lo lúdico aparece, inicia un inédito vuelo.
La risa se confunde entre lo triste, lo adverso y lo diverso, atreviéndose a robar los sueños.
El llanto se desprende al mínimo sentimiento, responde a lo sublime y también como consuelo.
Lo material pierde sentido, al fin el ego se ha escondido en el último resquicio del encierro.
Nadie había experimentado tanto conocimiento de sí mismo, como en el confinamiento.
Lucía Bustos Aguilera
12 de junio 2020
La sonrisa de los ojos
Mucha algarabía armaba la boca toda sonriente
pensaba que era la única como afortunadamente
acostumbra mostrar alegría siempre a toda la gente;
en su ir y venir siempre alerta mostrando todos los dientes
a veces un tanto tímida y otras a carcajada batiente,
creía ser irremplazable en su expresión envolvente,
sin embargo, por cruel destino la boca tuvo un accidente,
muy dañada quedo, desde la comisura hasta los dientes;
sintió que su vida acababa pues de su antiguo afluente
no podía ya más mostrar esa sonrisa apasionadamente,
sin embargo, llegaron los ojos y le hicieron saber su suerte,
que siempre se condujo altiva equivocadamente,
pues la boca por sí sola no es la expresión de la gente
que de vez en cuando se aprende a valorar airosamente,
la sonrisa de los ojos cual boca análogamente,
si no lo has hecho aún te invito a apreciar advertidamente
cuánta emoción revelan los ojos alternadamente
o bien ambos o uno solo, pueden ser sorprendentes,
lo mismo reflejan amor, alegría o lo que les atormente,
pero también hay que aprender cuando la boca miente
si son ellos los que en realidad expresan lo que sienten;
de vez en cuando entonces hay que enseñar a la gente,
¡cuánto sonríen los ojos! míralos bien y de frente.
Lucía C. Bustos Aguilera
20 de mayo del 2020
Lucía del Carmen Bustos Aguilera es dentista, maestra y abogada de profesión. En ratos de esparcimiento escribe narrativas tipo anécdotas, fábulas, cuentos, poesía, reflexiones y libros de contenido didáctico. Tiene más de 30 años dedicándose a la docenci con experiencia en todos los niveles educativos, desde preescolar hasta postgrado. Tiene 24 años al frente de la Escuela de Posgrados en Educación Integral y 20 años al frente del Centro Especializado en Estrategias y Análisis de Educación. Ha participado como jurado en diversas instituciones educativas, como invitada en concursos de cuento, declamación y oratoria. Esta experiencia le ha servido para más de 300 composiciones y 7 publicaciones.