- "C-RIMA Octosilábicamente Xóchitl Castro Reyes" -
En cumplimiento a la misión del C-RIMA, compartimos la obra del joven poeta veracruzano Jorge Gabriel López García, orgulloso porteño, inquieto y por lo tanto innovador. Iremos presentando sus versos, las décimas espinelas, que develan sus búsquedas.
“Veracruz: Palabra de Puerto”
Jorge Gabriel López García me invitó a recorrer sus letras… Incuestionable resultó que al hacerlo me faltaban, por el ritmo insertado, los sonidos del arpa, la quijada, la leona y una jarana… Porque Jorge Gabriel, “Caribe” es un sonero y, por ende, sus letras están impregnadas de la cadencia del son… Hube de acudir a mi corazón, tomar el fondo musical insertado en él, para mejor apreciar sus versos… Así, con los sonidos del son jarocho, de la Cuenca del Papaloapan, de Veracruz, atrapados en la atarraya de sus versos, realicé un viaje por el colorido del trópico, la sensualidad y la alegría misma que matiza la zona y que canta Jorge Gabriel entre arrecifes, guacamayas, cocos, mangos, palmeras, el barrio de La Huaca, los cocuyos o el framboyán… A Jorge Gabriel le identifica su versado distinto, dentro de la tradición del lirismo de llano cuenqueño, perfilado más hacia su vida y enfocado al puerto, con la suma de signos que comprenden serlo. Nuestro autor deja libre fluir sus desencuentros y, entonces, pinta su cielo de celo, ansias de reencuentro, perdón o entona sus encuentros amorosos y así la vertiente tropical se acentúa hacia un rítmico amar, en el palpitar ante la mujer y él, “quisiera convertirse en mar, tan sólo por besarla completa”, cuando ella sumerge sus formas venusinas en las cálidas ondas marinas veracruzanas… Cantos donde vibra la admiración por Cuba, el Caribe, por la tercera raíz que tamiza y nutre a Veracruz con fuerza y caracteriza con la belleza de sus formas, la fisonomía antropológica veracruzana… Plasma su pincel, sobre tela convertida en versos, el orgullo de ser jarocho. Jorge Gabriel López García es un joven veracruzano… Es significativo realizar el exordio para acompañar un libro que continúa la tradición de lanzar versos para acompañar los cantos arraigados en el alma sotaventina, en Veracruz puerto y en toda nuestra geografía veracruzana.
Martha Elsa Durazzo Magaña.Presidenta de la Unión Estatal de Escritores Veracruzanos.
PRÓLOGO
“Veracruz: Palabra de Puerto”
Todos los seres humanos somos producto de nuestra circunstancia. Sufrimos y amamos a partir de como es que hemos vivido, cada elemento de nuestra vida lo vemos a través de ese cristal que nos fue heredado y que ha sido determinado por donde nacimos, donde crecimos, donde nos enamoramos por vez primera, donde lloramos...Esto que es cierto para todos los humanos es todavía más cierto para el poeta, quizá porque su labor es reconocer el mundo y reelaborarlo en palabras, quizá porque sus ojos aprenden a ver más profundamente para poder decir lo que tienen que decir, quizá porque cultivan sentidos que nosotros, lo demás mortales, no sabemos que tenemos. Por lo que sea los poetas necesitan conocer su circunstancia, reconocerse en ella y después hacer que las palabras broten, creando y recreando todo en el trayecto.Descubrimos esto al leer la poesía de Jorge Gabriel López García, que conocemos por “Caribe”, descubrimos que lo conocemos a través de sus palabras y que, sin duda, responde como buen poeta que es a sus circunstancias, porque Jorge Gabriel de un rumbero que se sabe y se quiere jarocho, originario de ese mundo cuasi surrealista que es “el Puerto”, así con mayúsculas y artículo determinado, porque Puerto sólo hay uno, los demás son embarcaderos; pero también Caribe es un jarocho que se sabe y que se quiere rumbero, producto de este Puerto que ha estado siempre entre esas dos corrientes de identidad: Rumbero y jarocho, jarocho y rumbero...Sin embargo, no son sólo esas las dicotomías que cruzan la obra de “Caribe”, están presentes también otras dualidades como la que sitúa a nuestro poeta entre una tradición campesina, de versada libre y expresiva y otra urbana, con necesidades poéticas de otra índole que apunta en otras direcciones, una dualidad que algunos necios podrían intentar clasificar como culto-popular, pero que no es más que un continuo que refleja las realidades de una cultura regional tan rica que es difícil abarcarla en una sola vida. Este poemario contiene así algunas formas de “arte mayor” como los sonetos o incluso verso libre o prosa poética, pero al mismo tiempo abreva en la tradiciones varias veces centenaria de la décima, regalo del Siglo de Oro español, tan viva en nuestra tierra jarocha junto con otras de igual raigambre como la seguidilla o los “versos sencillos” tan cercanos a los pueblos y los terruños de toda nuestra América hispana.Lo cual nos lleva a otra de las dualidades que encontramos, aquella que nos habla de un hombre de su tiempo con las contradicciones y riquezas que esto encierra que al mismo tiempo ha decidido hurgar en tradiciones de cientos de años y abrevar en realidades poéticas y sociales que parecerían no corresponderle pero que sí lo hacen simple y llanamente porque “Caribe” es porteño, por nacimiento y convicción, y con eso le son propias todas las realidades actuales y pasadas de este lugar bendito que ha visto transcurrir por su puerto y por sus calles nuestras historias y nuestras idiosincrasias, nuestras virtudes y nuestros defectos, nuestras bondades y nuestras vergüenzas y que por eso nos define y nos defiende por lo que somos: rumberos y jarochos.
Rafael Figueroa Hernández
“Décimas Porteñas”
Estoy oyendo jaranas…
herencia del seis por ocho,
¡retiemblo en el Son Jarocho
cuando es vibrado con ganas!,
las voces veracruzanas
sobre su canto en cascada,
¡arpa, requinto, quijada!
leona, pandero y creomarímbula, zapateo,
sólo falta mi versada.
Por que soy Jorge Gabriel
aquél que llaman “Caribe”,
yo soy el mar que recibe
pargo, sábalo y jurel,
navegante y timonel
de clara agua marinera,
¡soy el verso que surgiera
desde Veracruz con creces!,
que mis palabras son peces
¡que nadan hoy donde quiera!
¡Señores yo soy porteño!
y eso se canta a orgullo,
también sotavento es tuyo
jarocho del puerto dueño,
que haces del mar: tu sueño,
y entre corales y estrellas
el verso fino destellas
trovando a la costa nuestra,
de la jarana maestra
vuelves las notas: ¡centellas!
Y vas cantando a la vida
y tus versos son charales,
que nadan entre corales
de belleza sumergida,
la marea colorida
con música entre su espuma,
a tu voz sentida suma
el secreto de una noche,
donde el Son te da el derroche
de un zapateo que ajuma.
Es la visión preciosura
cuando el astro rey se marcha,
las estrellas como escarcha
esparcidas por la altura,
por debajo el mar procura
no le dé la luna queja:
y galante la refleja
convirtiéndola en la fina,
blanca dama que ilumina
puerto, mar, concha y almeja.
Amanece y dime tú
si no hay magia en astilleros,
canto de los marineros
evocando al “balajú”,
que van sorteando en su
corazón aire despierto,
de los muelles con acierto
desatraca la falúa,
cruzando a San Juan de Ulúa
para entrar a mar abierto.
Una jarana se suena
por la embarcación que zarpa,
y entre un trino de arpa
¡quiero atraparte morena!
cuando descalza en la arena
caminas sin más tensión,
que hacer de tu voz: canción
para la porteña brisa,
concha nácar: la sonrisa
que te adorna esa facción.
Costeña que eres encanto
que no me cabe en los ojos,
el placer en mis antojos
de desearte mujer ¡tanto!,
que eres al porteño manto
cuerpo que el amor satura,
y en su goce, mujer pura
te vuelve la cristalina
¡belleza de agua marina!
¡salpicante en su hermosura!
Si yo fuera marinero
de agua dulce, agua salada,
pescaría tu mirada
y en el viento un “te quiero”,
si sabe el atún y el mero
que al divisar tu silueta,
una gran pasión me reta
cuando te vas a bañar,
¡quisiera volverme el mar!
¡para besarte completa!
Agua azul de la costera
que salpican tus caireles,
gotas del mar cual joyeles
cristalinos de ribera,
que al mojar tu cabellera
la tornan en aljerifes,
son de tu encanto: alarifes,
y tu risa bajo el sol
¡coloreando al caracol!
¡gema de mis arrecifes!
Del acuático paisaje
que se divisa a lo lejos,
retornarán los cangrejos
cuando la marea baje,
por el límpido celaje
surca una gaviota y mira:
como el oleaje suspira
extasiado en su luz,
por sentirte ¡Veracruz!
¡belleza que se delira!
Soy barca que nunca encalla
que navega a toda vela
dando vida con su estela.
Cuando junte la atarraya
robalos con mantarraya,
pámpanos y huachinango:
formaremos un fandango
para celebrar la pesca,
y lleve el Son que se ofrezca
el dulzor de nuestro mango.
Barcas de los pescadores
van saliendo de aquel muelle,
para lanzar el retuelle
soportando los rigores,
de los intensos calores
¡me templo en esas lecciones!
que quiero pescar pasiones
con atarraya y arpón,
y al lanzar el redejón:
¡cardúmenes de ilusiones!
¡A las deidades del mar!
¡quiero tributar honores!,
para gozar de favores
sentir la brisa en mi estar,
cual torbellino sin par
dará la marea vuelo,
y al poder que en mi revelo
mi verso será conjuro,
que abra luz entre lo obscuro
¡y alce las olas al cielo!
¡Brillen estrellas de mar!
¡lancen sus luces tan alto!,
vuelen los peces en salto
marea: ¡da tu estallar!,
padre oleaje sin parar
imparte entre espuma:¡amores!
dale a las algas colores
para un espléndido sueño,
¡señores yo soy porteño!
¡jarochos son mis honores!
Irán peces por millares
y el trazo de mi versada,
crecerá a la marejada
costa, palmeras y mares
derramarán mis versares
que al puerto juran lealtad,
porteño de identidad
gigante donde me paro,
y brillaré como un faro
¡eterno en la inmensidad!
Jorge Gabriel López García, "el caribe" poeta veracruzano, representante de los nuevos versadores repentistas del sotavento.