31 de marzo de 2022
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En México, lamentablemente, es frecuente tomar como sinónimo de la palabra maestro al fracaso, y para hacer frente a estos tiempos transpandémicos, es, en calidad de urgente, cambiar esta creencia.
¿Cuánto ha cambiado la imagen del docente después de dos años de home school? ¿Realmente los padres de familia y los mismos estudiantes valoran más la labor de los maestros?
Muchos padres de familia influyen sobre la decisión de sus hijos para que no ingresen a licenciaturas de carreras en las que, a su parecer, sólo podrían trabajar dando clases en niveles medio superior y si bien les va, superior. Se escucha con frecuencia entre la gente decir: “Tanto estudió para que terminara de maestro”. Y a esto me refiero, cuando digo que en nuestra sociedad frecuentemente está mal vista la carrera de la docencia.
Si un niño dice que su sueño es ser maestro, inmediatamente se le implanta la idea de que ese es un sueño mediocre. Porque, claro, todos queremos que nuestros hijos sean extraordinarios, que sean llamados a trabajar a otros países y tengan un sueldo superior al promedio.
Pero, ¿acaso no estamos olvidando algo? Para que un ser humano alcance sus objetivos profesionales debe involucrarse en un profundo proceso de aprendizaje, que puede ser muy largo y, aunque no lo vea, es de carácter permanente. Y en este proceso, en su viaje hacia el conocimiento ¿no realiza el maestro un papel de suma importancia?
Es hora de reconocer la labor, el esfuerzo y sobretodo la importancia de la docencia. Tal vez sea un buen momento, ahora que muchos padres de familia han tomado de alguna manera ese papel y se han dado cuenta de la complejidad del proceso de enseñanza. Inclusive, en muchos casos, los padres tuvieron la oportunidad de conocer a sus hijos descubriendo cuál es su disposición dentro del ambiente escolar. Algo tendrá que cambiar a partir de esto, y ojalá que el concepto que se tiene sobre los maestros en nuestro país sea uno de esos cambios positivos que nos pueda dejar la pandemia.
Antes de hablar sobre cómo cambiar esta concepción, habría que mencionar cómo es que se desvalorizó tanto en nuestros días. En primer lugar, no podemos dejar del lado el contexto histórico y social pues, ante la facilidad del intercambio cultural, los desplazamientos, las sucursales de grandes empresas extranjeras instaladas en nuestro país, entre otras cosas, la aspiración de muchos jóvenes va más allá de pasar sus días frente a un grupo de estudiantes en un salón de clases. Ningún anhelo, ningún objetivo idealizado por un niño o joven puede ser juzgado como bueno o malo, al final, cada quien debe escuchar el llamado interior que está íntimamente relacionado con su vocación. Lo que sí es necesario cambiar es la comparativa entre una profesión y otra, pues estamos transmitiendo la idea de que un astronauta que llegó a la luna es más importante y exitoso que un maestro de universidad, y nada está más lejos de esto. Cada individuo en la sociedad aporta algo desde el lugar que habita, y es tan importante la labor del astronauta como la del maestro que le impartió su primera clase de Física en la preparatoria.
En segundo lugar, podemos hacer hincapié en la cantidad de maestros que se encuentran impartiendo clases porque se rezagaron en sus estudios, truncaron la carrera que era de su interés o simplemente porque no tuvieron otra opción y entonces, eligieron esta profesión equivocadamente creyendo que era corta, y que eso les permitirá encontrar trabajo en cualquier lugar. Conformarse con la carrera del docente para, por lo menos, tener un título de algo. Esto da como resultado una gran cantidad de personas que ejercen esta profesión sin vocación y, por lo tanto, sin entusiasmo.
Hay muchos otros factores que han ido denigrando la imagen del maestro, pero pasemos a lo siguiente.
Estoy convencido de que la enseñanza es un llamado que nace del corazón. La vocación del educador es un gran deseo de influir sobre la formación, la curiosidad y la superación de los niños y jóvenes.
Ser maestro no es motivo de fracaso. Es una profesión digna, indispensable, antigua y sumamente satisfactoria que se debe ejercer con la pasión que amerita. No podemos perder de vista que hoy caminamos sobre el legado de grandes maestros: Aristóteles, Jesús, Friedrich, Hawking, Vasconcelos, y una larga lista interminable. Porque un maestro, más allá de ser una figura de autoridad, es un guía en nuestra búsqueda por el desarrollo personal.
En un lenguaje figurado, podemos decir que, cuando emprendemos el viaje hacia el saber nos encontramos ante un camino oscuro y enredado, el maestro es quien enciende una luz y camina delante de nosotros guiándonos por aquel camino que él ya había transitado antes. Tal es la trascendencia del docente.
Pero, ¿cómo cambiar la idea que se tiene actualmente? Analicemos lo siguiente: podemos empezar por motivar a aquellos niños y jóvenes que manifiestan la vocación por la docencia. También sería indispensable rescatar el valor de nuestros educadores e incentivar a los estudiantes a reconocer la experiencia y sabiduría de sus maestros. Por otro lado, habría que tener frente a grupo a aquellos educadores que se apasionan con la enseñanza y contagian a sus aprendices de esa sed por el saber.
Son estas algunas de tantas acciones que podemos hacer de manera inmediata y que tendrán un efecto positivo sobre la función invaluable de los maestros en nuestro país.
En conclusión y respondiendo a la pregunta con la que inicié este artículo: mi respuesta es sí, algo ha cambiado. Hemos sentido la lejanía y la ausencia de los educadores, tenemos un punto de comparación entre el aprendizaje autodidacta y el aprendizaje guiado. Pero no basta con esto, ahora hoy nos toca hacerlo consciente para poder llevarlo a la práctica y que no pase desapercibido. Mirar al docente como un libro abierto, tomar el conocimiento ofrecido y ser agradecido con las enseñanzas, pues como lo dijo el historiador Henry Adams:
El maestro deja una huella para la eternidad; nunca puede decir cuando se detiene su influencia.
Referencias:
“Día mundial del docente. La importancia de nuestros maestros en la sociedad” Educo, 2019. Rescatable en: https://www.educo.org/blog/Dia-Mundial-del-docente-la-importancia-de-los-maes
“Las características de la profesión maestro y la calidad de la educación en América latina” E. Schiefelbein, C. Braslavsky,B. Gatti y P. Farrés. Artículo rescatable en: https://unesdoc.unesco.org/in/documentViewer.xhtml?v=2.1.196&id=p::usmarcdef_0000262493_spa&file=/in/rest/annotationSVC/DownloadWatermarkedAttachment/attach_import_b98ccc11-067f-469a-9fc3-563ac56d3de1%3F_%3D100200spa.pdf&locale=es&multi=true&ark=/ark:/48223/pf0000262493_spa/PDF/100200spa.pdf#%5B%7B%22num%22%3A26%2C%22gen%22%3A0%7D%2C%7B%22name%22%3A%22XYZ%22%7D%2C-142%2C644%2C0%5D
“La profesión docente en la globalización y la sociedad del conocimiento” Francisco Imbernón. Departamento de didáctica y organización educativa de la universidad de Barcelona. Rescatable en: http://www.ub.edu/obipd/docs/la_profesion_docente_en_la_globalizacion_y_la_sociedad_del_conocimiento_imbernon_f.pdf
Otras referencias:
https://www.uaeh.edu.mx/gaceta/3/numero27/mayo/papel-docente.html