4 de mayo de 2022
Había en varios tiempos varias casas que eran una sola casa.
Olga Orozco
Cuántos vestidos viste
la casa en la que vivo
con cuánta novedad
la pared se desviste
con qué garbo
se suelta del ojo que la mira
la vieja núbil desasida del gesto
escayolado a espátula
del vértigo a plomada
asomada desnuda en la piel íntima
al tramo
despintado
los estucos las vigas estrías del revoque
las capas de pintura, el haz de luz
que bruñe que destiñe
puños
codos
caderas de la casa ella misma
que escapa de la fe
a domicilio, pisoteados los velos
desvestida la vieja
a despecho
de los años vividos en común
se despide martilla en sus ladrillos con los puños descalzos
desdentados
nudillos. Con qué insolencia.
***
Renuncia es el vocablo que dibujan
Renuncia es el vocablo que dibujan / apiladas / las cajas / Preludio
fúnebre
el ajuar de mudanza donde el espacio
cierra las esposas.
El otoño interroga
sin ninguna esperanza cielo seminublado y vidrios que la noche empaña
Cada caja una celda una mordaza.
Expurgar bibliotecas es inhumar futuro tiempos del porvenir que extraviaron la calle y ya no llegarán aunque sus huellas pasen por las manos / en mi caligrafía veo sus sendas. En márgenes y notas es nítido el trazado / pero no llegarán / el destino era éste.
El año 2020 y el que corre
-fines de mayo-
avanza no se sabe hacia dónde
es Nave
de los Locos. En su deriva arrastra.
***
Deshacer una casa
Deshacer una casa no es demoler
es ir
con tacto delicado desprendiendo
a tirones
la piel de la placenta
adherida a nosotras
hasta arrancársela.
Hacer ese raspaje hacer vacío
abortar
lo que late a tironcitos lo que pulsa con ciega timidez
en páginas cajones
con las palpitaciones fibrilantes de vena exhausta
Deshacer una casa / hacer mudanza
desove malparido siniestra
circunstancia
que no dejará huellas de barrido / no habrá una sola marca
de cepillo.
(Deriva, de próxima aparición)