12 de junio 2021
Con el poder que me da alejarme de ti,
conjuro cualquier hechizo,
deshago cualquier amarre,
dejo sin efecto el atado
de ropas viejas,
cabellos sueltos,
fotografías y saliva.
Renuncio al quizá,
al podría,
al tal vez,
al final feliz,
a la historia difícilmente cumplida,
al ogro y la bella,
al pergamino de promesas
escritos con tinta invisible.
Con el poder que me da alejarme de ti
quito todo magnetismo a tus efluvios íntimos
a la representación de mí en miniatura
dedicada en tu altar vudú como ofrenda.
Con el poder que me da alejarme de ti
te mando lo más lejos posible,
te guardo en lo íntimo de mi corazón,
te reconozco parte de mí
y te guardo respeto;
pero te quito toda potestad
sobre mi cerviz,
sobre mi bulbo raquídeo,
mi corazón,
mi plexo,
mis gónadas
y mi YO
en todos los campos aúricos
que seas capaz de ver.
Con el poder que me da alejarme de ti
-voluntariamente de ti-,
me asumo hombre libre
y te digo adiós.
Adiós, que te vaya bien.
Insisto:
¡me libero de ti!
mi fuerza está
en desanclarme de ti.
Adiós, que te vaya bien:
¡jamás volveré!