28 de febrero de 2011
La tierra sangra,
el pueblo empobrece
y las arcas extranjeras
rebozan de billetes.
Los neumáticos forasteros
trasladan por polvosos caminos,
el petróleo recién sacado,
que no enriquece a mi gente.
Como décadas antes el grito campesino
hinchó los pulmones para exigir lo suyo,
ahora el clamor aceleró el ciclo
y en "Tata Cárdenas" encontró camino.
Cárdenas dijo para sus adentros:
"no puedo dormir con el dolor de mi pueblo
ni cerrar oídos al honor obrero,
por ello actuar sin demora yo debo
aunque pague un alto precio".
Con mirada serena, pero punzante,
Cárdenas en secreto planea,
evita el espionaje,
y da a luz el decreto tajante.
Aquella noche del 18 de marzo
con puño apretado golpeando la mesa,
el mensaje fue breve y sin titubeos:
"lo que está en las entrañas de la tierra es nuestro,
y sólo nosotros decidiremos sobre esa riqueza".
el amor, el respeto de un pueblo dolido
y el sentimiento sincero que cambió el destino,
eres el último gran estadista...