La ilusión de la tecnología (Artículo)
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22 de abril de 2023

- La Historia Jamás Contada -

Es bien conocida la fascinación que siempre han ejercido las máquinas, cualquiera sea su naturaleza, sobre las mentes juveniles. Y no sólo en tiempos modernos, históricamente hablando, esto es, el Siglo de las Luces con su profusión de laboratorios caseros y literatura sobre experimentos, sino desde la más remota Antigüedad, aunque entonces, hay que reconocerlo, sólo se consagraban a ello algunos inventores tenidos por “excéntricos”.

Pero ha sido sólo hasta la alfabetización técnica resultante de la Era Industrial y su necesidad de trabajadores calificados en el manejo de máquinas, cuando el “secreto divino” de la construcción, operación, mantenimiento y eventual mejoramiento de éstas, estuvo al alcance de los humanos “normales”, dando origen a la clase (social) de los especialistas, primero los técnicos y luego los ingenieros, literalmente, expertos en “ingenios” (“engine” en inglés, de donde derivó “engineer”).

Todos estos desarrollos fueron dejando huella en el imaginario colectivo, inaugurando la “ensoñación técnica”, en todo semejante a la religiosa, heroica, caballeresca o amorosa (“romántica”), pero cuya meta ya no eran las mismas de esas temáticas, sino la de inventar alguna máquina, el nuevo “objeto del deseo”, como diría Freud: el eros technologicus había nacido, aunque su cumplimiento o consecución, como el de los anteriores, también presentaría sus vicisitudes y nada menores, especialmente en los países menos desarrollados-alfabetizados técnicamente, como los nuestros.

Es precisamente aquí donde sitúo la ilusión tecnológica del título: los sueños despiertos de los niños y jóvenes que nos tocó nacer en tierras especialmente hostiles a la innovación tecnológica, de corte rural tradicionalista, cuyos Gobiernos habían optado por la idealización de la vida campesina y sus costumbres en desmedro del desarrollo técnico, empezando por el del campo. (Aquí en México tuvimos -y tenemos todavía, pero ahora “4-transformado”: PNR, PRM, PRI, MORENA, como lo percibió lúcidamente y me lo comunicó una persona mayor- el Partido Revolucionario Institucional y su parafernalia antitecnológica, la supuesta “identidad nacional” (?), aunque supongo que cada país carga con la suya propia también.)

En estas adversas condiciones nos hacíamos la ilusión de la tecnología a través de películas y entonces incipientes series televisivas de espionaje y ciencia ficticia (science fiction) que nos llegaban de otras partes del Mundo, en las que los gadgets resultaban ser los verdaderos protagonistas, Así fue como nació mi interés técnico por las máquinas, que con el tiempo vino a decantarse hacia el diseño de artilugios electrónicos que, a 56 años de haberlo comenzado, lo conservo y además actualizado y ampliado.

A propósito, es importante precisar la diferencia entre el “simple” gusto por el espectáculo de la tecnología y el involucramiento personal en ella, que requiere no sólo de la vocación o llamado interno, sino de otras habilidades y condiciones del entorno inmediato familiar, escolar, laboral y de entretenimiento para prosperar, como la imaginación de ingeniero, la no intrusión, las matemáticas y el dibujo, la posibilidad de realizar “investigación y desarrollo” y la afinidad, respectivamente.

Estos son los factores que harán posible, en un momento dado, convertir en realidad las ilusiones tecnológicas que muchos nos forjamos espontáneamente. Y nos corresponde a los más viejos en el campo tecnológico, revelar el secreto a nuestros sucesores de las nuevas generaciones, corrigiendo la omisión de quienes no se decidieron a hacerlo en su momento, con nosotros.

Estas fueron mis reflexiones durante prácticamente dos semanas de intensa ingeniería amateur, en el sentido literal de “quien ama” lo que hace.

Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño (SIDLE), músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.