9 de febrero de 2017
Todas ellas se han hospedado en mí:
Poetas, hermanas, madres, viudas, esposas, vírgenes, doncellas, amantes, cortesanas, abuelas, prostitutas, locas, monjas, presas, hechiceras, ancianas, hijas, sabias, gitanas, viajeras, reinas y esclavas. ¡Féminas! Invaluables prorrogas del tiempo, con brújulas pero sin puertos. ¡Diosas! Soledades salpicadas en el cielo, como estrellas fugaces, ausentes, intensas; muchas veces huéspedes involuntarias del infierno. Pasos firmes, miradas profundas y tristes. Todas... perdidas en el laberinto del anhelado consuelo.
Cuerpos explorados, mancillados, abusados, violados, agotados, enfermos, avejentados, desolados. Inexplicablemente siempre deseando ser amados.
Veladoras en las penumbras de la nostalgia; después de ser una coma, también una pausa e instintivamente un punto final...
Segunda parte y tercera también, cuando los nietos se refugian en medio de unos brazos cansados.
Segunda piel y tercera también, cuando los hombres en ellas terminan su camino.
Otoño después del verano e invierno después, cuando un útero es fecundado aún sin permiso.
Mujeres renaciendo, reinventándose a cada instante el motivo; sacudiéndose el polvo para seguir el camino y, aun así para morir sin permiso.
Un día por fin libres, mujeres fuertes, guerreras, dignas, ¡LIBERTARIAS!
Yo soy en ellas y ellas en mí, cuantas veces el alba sea necesaria.
Tomado de la obra literaria: DEL PENSAMIENTO. DEL SER. DE MI ALMA DE MUJER.
Imagen: santuariodevida.wordpress.com
Marcel Moranchel.